El sector energético evoluciona hacia la descentralización, la energía que consumimos cada vez se genera en un mayor número de lugares. Y el gran desarrollo de las tecnologías digitales y las telecomunicaciones en los últimos años han impulsado este cambio.
La tecnología blockchain ha llegado para quedarse y promete convertirse en una nueva manera de gestionar los negocios. Permite registrar virtualmente, de forma económica, transparente, rápida y segura, cualquier valor de forma digital sin necesidad de que un intermediario lo valide. Se sustenta en una base de datos distribuida muy difícil de hackear, lo que permite su aplicación a infinidad de sectores.
El sector energético es una de las áreas en las que el blockchain es más aplicable. Esta tecnología permite desarrollar nuevos modelos de negocio en los que todos los agentes del mercado eléctrico, entre los que existen múltiples flujos de información, puedan realizar transacciones sin la intervención de terceros. Aumentando la conexión entre los mercados mayorista y minorista, mejorando así la seguridad de datos y permitiendo una liquidación financiera más rápida.
Algunos de sus ámbitos de aplicación pueden ser la certificación de garantías de origen, el trading energético entre compañías o la certificación de producción de los paneles fotovoltaicos.
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